miércoles, 15 de octubre de 2008

Presencia dormida.


Este ha sido mi más largo silencio
el poder contemplarte y ver tu alma desnuda
que traspasa mi espíritu volando entre risas
tú le traes alegría a mi vida entre sombras.

Te soñaba en el tiempo y por poco te pierdo
siguiendo el camino de los campos baldíos
que siguen sin tregua los sueños del cuerpo.
ahora en el paso que tuvo mi vida
sedienta de dichas, cansada de espantos
me pregunto que muerte tan dura y tan larga
que aguantaron mis venas colmadas de sangre.

Me alegra este encanto que mi cuerpo despierta
tu presencia dormida en mis tiempos peores.
Por gracia quisiera regalarte este canto
que provoca en mí, tu mirada tan tierna.

Marzo/92

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